miércoles, 27 de junio de 2012

Cap. 88°: "¿Me vas a extrañar?"

Getimage_large "Solamente quiero estar contigo, eso es todo."—Te quiero, ¿sí? —me dijo—, no me gusta verte así, sonsita.—Gracias —me hizo sonreír—, de verdad gracias. Yo también.Solamente lo observé con una sonrisa en el rostro, me hacía sentir bien el simple hecho de sentir su cálida mirada encima de mí. Salimos de mi casa, pero antes le mandé un SMS a mi mamá avisándole que iba a salir, para que luego no me esté diciendo nada.—¿A qué hora sale tu vuelo? —me preguntó Justin.—En la madrugada, a eso de las 3 creo o 5.Cuando lo escuché decir eso noté angustia en su tono de voz, o preocupación, algo así. No sé.—Te voy a esperar —me lo prometió.Yo en ese momento no quería que nadie me esperara, porque este viaje aparte de diversión lo tomaría como de reflexión. De pensar las cosas. De pensar en todo lo que había pasado. Y también, tratar de pensar porque tenía que reflexionar tanto sobre tonterías, pues no era lo mejor, era mejor solamente actuar, luego arrepentirse, por más estúpido que suene. Las cosas se estaban volviendo aburridas, más tontas, como no quería que fueran. Quería un poco más de diversión.Fui fría, tampoco quería “cagarlo” de una manera disimulada, solamente quería que estemos bien. Quería que fuéramos amigos, después de esto. Antes no pensaba así. Estuvimos caminando un rato más, y llegamos a Pinkberry. Entramos. —¿No te da cosa salir conmigo? —le pregunté.—¿Salir acompañado de una chica tan bella como tú? —me miró con una sonrisa—, no. No lo creo.—Ah —le sonreí mientras me reía—, ¡qué lindo!... pero no me refería a eso.—De que los paparazzis siempre te siguen y de hecho que toman una foto y la suben o publican en cualquier lugar —le dije—, ¿no te jodería? Me di cuenta que estaba cambiando un poco. Sí. De la chica rebelde y grosera, que le llegaba a lo más alto de su ser las demás personas, a una chica la cuál estaba comenzando a ser más sensible, más cursi, más torpe, más fácil de lastimar, más abierta en algunos aspectos. Eso no me gustaba mucho, pues las cosas no eran como antes, las cosas no eran como las había planeado, como quería que fueran. Pensaba más las cosas, y mis pensamientos ocupaban más espacio que las palabras que podía decir con otras personas. Ya no era lo mismo que en un principio, y todo resultaba confuso. Ahora todo lo pensaba más antes de actuar, y realmente no era como yo quería. Pero ahora me había dado cuenta que sentirse querido por otra persona era duna de las mejores sensaciones que podían existir en el planeta… era algo único, algo que te hacía sentir diferente, algo que te hacía sentir demasiado bien, te hacía sentir importante, pero al primer error te hacía sentir como mierda, aunque dudo demasiado que todo ese amor y esa felicidad haya valido tan poco como para hacerla perder por una cosa mala. Mayormente, las personas nos fijamos en las cosas malas, por más pequeñas que sean, para sacarlas en cara y obviamente yo no iba a hacer la excepción… y sin darme cuenta, lo estaba haciendo otra vez. “Pensar demasiado, decir poco”.—No, no me molestaría —respondió él con un término más adecuado— que subieran una foto mía con la chica que quiero y me fascina.—¿En serio? —me sorprendió escuchar eso de su parte… no lo sé, sonaba raro.—¡Aww! —exclamé enternecida antes sus palabras, y otra vez “sin darme cuenta”, él lo estaba haciendo… que me gustara cada vez más y más, eso estaba mal.Fuimos a pedir los helados. La fila no era tan extensa, así que mientras esperábamos a que llegara nuestro turno, comenzamos a hablar.—¿Estás emocionada? —me preguntó.—¿Por? —cuestioné—, ¿por mi viaje? —Claro —respondió—, y también por regresar a ________(tu país) después de tanto tiempo.—Obviamente —le dije—, sin pensarlo dos veces.—Verás a tus amigas después de tanto tiempo…—¡Qué bien por ti! —sonrió—, me alegra demasiado que estés feliz.—Sí —le dije—¸y también voy a ir a Londres… siempre he querido ir ahí. Aunque creo que también voy a ir a París.—Sí —contesté—, cuando era pequeña, pero no me acuerdo mucho… sólo tengo unos momentos grabados en mi mente, nada más. Es diferente cuando viajas de pequeña, que cuando viajas un poco más grande cuando ya tienes noción de las cosas. —Te entiendo perfectamente —dijo él.—Sí, hace unos años, para una presentación —comentó él—, fui a varios países de Europa.—¡Qué bien! —exclamé—, ¿y qué tal te fue? —Fue una experiencia increíble.—Fue muy bonito ir. Es algo único…—¿Y París? ¿Qué te pareció? —quería su opinión.—París… —hizo una pausa, y luego contestó entusiasmado—, definitivamente la ciudad del amor. Cualquiera se puede enamorar ahí y definitivamente de esa ciudad.—Fui hace tiempo, pero no recuerdo mucho.—¿Y vas a ir sola? —me preguntó.—No, voy a ir con una de mis mejores amigas de ahí.—¿Por qué no con Verónica? —seguramente le causaba curiosidad que no vaya con quién supuestamente era mi “mejor amiga”. —Porque ella no estaba en la situación económica adecuada para acompañarme hasta allá.—Porque con lo que su papá gana, no le alcanza mucho como para acompañarme hasta allá.—Es profesor. Y su mamá no trabaja.—Ah Ok —dijo él—, entonces irás con una de tus mejores amigas de allá.—Se llama Ximena, a ella le contaba más cosas, era una de mis mejores amigas aparte de Verónica. —Sí. Ella es definitivamente mi mejor amiga.—Sí, pero creo que se va a mudar. —No sé, todavía no me ha dicho, pero espero que sea más cerca de mí —hice una pausa—, la extraño mucho.Ella y yo éramos mejores amigas, la extrañaba. Me había distanciado de Verónica desde que vivía ahí. En ella había encontrado a una buena amiga que sabía que estaba conmigo para cuando quisiera, por esa misma razón me hacía falta. A veces solamente necesitaba sus consejos maduros y que me escuchara siempre que podía, pero eran cosas que no podía hacer ahora. —A Verónica la dejé de ver hace mucho tiempo, ya la comunicación no era la misma, pero ahora había algo aún. Tal vez su enojo era más continúo que antes. Pero seguía siendo mi mejor amiga sobre todoEstuvimos hablando un momento del tema, hasta que llegamos. Cada uno eligió el sabor de su helado y sus toppings, y luego de eso, nos sentamos a conversar mientras lo comíamos.—¿Me vas a extrañar? —preguntó Justin. 

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