miércoles, 27 de junio de 2012

Cap. 86°: "Las peores cosas vienen de quién menos te lo esperas"

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Y creo que este es el fin. Es momento —de una buena vez—, de decirle “adiós” al fin, a Christian Jacob Beadles Earle.  

Ya había pasado un tiempo, y era lo mejor para los dos. Solamente que me daba tanta rabia, haberle dado todo y que él no haya dado mucho por mí. Me da cólera haber roto problemas conmigo misma solamente por él, por darle la oportunidad a algo que yo sabía inexistente… el amor, la misma mierda. Y aún así, por tonta, creí. Pero ya aprendí la lección y no me pienso equivocar nuevamente. Ya no pienso romper nunca más una promesa que hice conmigo misma, porque si no yo misma cumplo las promesas que hago conmigo misma, ¿quién mierda lo va a hacer? Todo lo que había dicho ayer, se había ido a la mierda, no pensaba hacer nada para lastimarme más. No pienso ser tan masoquista. Volví a la sala, ni si quiera miré a Paz a la cara, era lo último que quería hacer en ese momento. No quería, porque no tenía la valentía de hacerlo. —Perdóname, por favor —se acercó ella, con lágrimas en los ojos.—No quiero hablar ahora, ¿sí? —le pedí. —Ya, pero perdóname —las lágrimas seguían saliendo.—Tú crees que la odio, y sí, puede ser… pero perdón, perdón por cagarla —dijo ella.—Sí, ahora dices eso… —hice una pequeña pausa—, pero realmente si no hubieras querido “cagarla” jamás hubieras insinuado besarme. No quería insultarla, no quería decirle nada malo, solamente me quería ir y dejarla ahí. Irme, puesto que lo que había hecho era la mierda más grande del mundo. De echo que me odia, de echo que no quiero saber nada de mí, porque le hice lo peor que alguien podría hacer. “No merecía estar ni un segundo más aquí”, decía mi cerebro, y según mi corazón, quería que la buscara y lo intentara una vez más, que no me diera por vencido, aunque sabía que estaba mal seguir, insistiendo por las puras sabiendo que la había lastimado y le había hecho lo peor que alguien podía hacerle. Estuvo mal. Ella confío en mí, y yo le hice esto, aunque no era mi culpa. Lo hice. No sé si la volvería a ver, solamente quería decirle que “la amo”, pues no sé si tendré la oportunidad de hacerlo luego, pues me voy a Los Ángeles. Hoy también quería hablar sobre esto, también quería decirle todo eso para poder darle una idea de como serían las cosas, y si realmente quería continuar con esto a la distancia. Lastimosamente, ni si quiera le podré decir esto cara a cara como deseaba. Le mandaré un sms en unas horas, porque este momento es todo menos apropiado.El engaño, algo que predominaba dentro de mí. Una idea que no podía salir de mi cabeza. Ahora ¿qué haría? La vida continúa, sí. ¿Quién dijo que no? Solamente que jamás pensé eso de él. Como dicen “las peores cosas vienen de quién menos te lo esperas”, supongo que este es el caso. De ahora en adelante, esperaré demasiado de alguien para cambiar un poco mi manera de pensar. No quería saber nada de nadie, solamente quería quedarme acá, esperando a que llegue la hora para irme en avión a mi casa en ________(tu país), quedarme ahí y no volver jamás. Me sentía humillada, eso no iba a cambiar por arte de magia, de la noche a la mañana.Me había quedado dormida. Me levanté por el sonido de mi celular, y una bocina de afuera. Vi que era Justin, ¿estaría afuera? —¿Aló? —contesté con una voz de recién levantada.—¿Estabas durmiendo? —lo notó al toque.—Ok —escuché el sonido de una puerta cerrada.—Ya —colgué—, subes a mi cuarto, no me quiero levantar. —¿Estás bien? —preguntó con algo de risa.Me levanté y me observé en el espejo, veía a una chica con los hinchados, con la nariz roja, lastimada. No me veía a mí realmente. No lloraba por él, lloraba por el engaño, nada más. Supongo que no me lo esperaba de él. Solamente me arreglé un poco el cabello, y volví a echarme en la cama.Sonó el timbre, no iba a bajar. Seguramente alguien abriría la puerta antes que yo bajara.Dos minutos después, Justin se encontraba afuera de mi habitación con una mirada dudosa, como quién dice “¿entro ó no entro?”.—Entra —le dije una vez que lo vi.—No me importa —le dije—, por favor, te necesito.—¿En qué sentido? —se hizo el chistoso.—¿Qué sucedió? —tomó valentía y entró.—Siéntate, si quieres —miré una de las sillas que había cerca a mi cama—, es largo.Dicho esto, él se sentó en la silla más cercana a él.—Dime, ¿qué pasa? —me miró—, ¿algo malo?—No sé como lo tomes tú —repliqué. No quería llorar, ahora no, había llorado mucho, llorar un poco más sería estúpido, y justo enfrente de él. Llorar por un idiota que ya no valía la pena sería estúpido.—No sé como decirlo… —me parecía difícil decirlo.—Dilo, yo te entenderé —sonrió.—No se trata que me entiendas a mí ni nada.Me hizo sentir mejor ver esa sonrisa en su rostro, me daba confianza de continuar y romper otra promesa más. Una vez más. Pero tenía miedo, ese miedo me consumía por completo y podía más que yo en estos momentos.—Chris… —dije un poco más alto.—¿Qué sucede con él? —pregunté.—¿De verdad? —noté cierta felicidad de su parte.—¿Por qué? —probablemente él estaría pensando otra cosa completamente diferente a la realidad.—¿QUÉ? —estaba molesto—, ¿te sacó la vuelta? ¿Con quién? —¿Tendría razones para mentirte? —lo miré fijamente.—No lo sé, pero ¿de verdad? Conozco a Paz desde hace mucho, no creo.—Tú sabes que es la puta más grande del mundo —le dije—, que se le tira al primer idiota que ve en la calle.—No es tanto, estás exagerando.—Los vi besándose en la sala de mi casa, y Christian no hizo nada por separarse hasta que escuchó los ruidos que hacía por las lágrimas. Hace un rato —le expliqué todo de una forma resumida, con las lágrimas a punto de salir nuevamente.—Es la forma más estúpida de gastar lágrimas —me dijo abrazándome.—Me duele, ¿sabes? —lo miré—, a pesar de todos los problemas que teníamos yo lo amaba y mucho, y me hizo esto. A él le confié todo, rompí promesas conmigo misma por él, y todo terminó así.—Te juro que la próxima vez que lo veo le saco la mierda. Él me abrazaba, yo solamente lo agarraba fuertemente, aferrándome a él como si de eso se tratara mantener viva. Solamente quería sentirme bien por un momento, que me haga reír hasta que me vaya, en el avión tal vez lloraré, pero cuando esté en ________(tu país) todo será sonrisas nuevamente. —No vale la pena que hagas eso —comenté.—¿Sabes como se siente que la persona que quieres llore por un idiota que la trata mal? —me preguntó, y se separó de mí para mirarme.—No es un idiota que me trata mal —no quería defenderlo—, solamente es el pendejo de mierda que jugó con mis sentimientos, que me engañó.—¿Lo vas a dejar así de simple? —Todo en la vida pasa por una razón —dije aún con las lágrimas invadiéndome—, y todo esto pasó para que me diera cuenta que cuando haces una promesa la tienes que cumplir.—¿A qué te refieres?  —él estaba extrañado.—Yo hice varias promesas conmigo misma, las rompí —comenté—, supongo que esa es una de las causas.—¿Qué promesas? —Justin andaba curioso, pues le había puesto un tema del cuál él desconocía mucho.—Es una laaaaaarga historia —prolongué demasiado al decir la palabra “larga”. —¿De verdad la quieres escuchar? —pregunté, pues pensé que le parecería aburrido. —Bueno, realmente Christian es el primer enamorado de verdad que he tenido —le confesé—, había tenido algunos antes, pero ni si quiera nos habíamos dado un beso, así que no los considero.  Y bueno, si no tuve enamorados antes, fue solamente porque yo no creía, y ahora, tampoco creo en el amor.—¿Por qué? —cuestionó él interesado.—Porque yo vi que no funcionó con mis propios padres… que todo lo que había era menos amor —me puse a recordar todos esos momentos—, y también porque a las personas que más he amado se han ido, o están lejos de mí. Eso tenía demasiados significados, solamente era para un buen entendedor, pero también alguien que supiera parte de la historia —aunque sea—, aunque sin saberla, te orientabas un poco. —El amor sí existe —me aclaró él—, no lo juzgues por las experiencias de los demás, júzgalas por las tuyas. —Yo hice una promesa conmigo mismo —lo corté—, era de no estar con ninguna persona, de no creer en el amor para nada. Y fue lo primero que hice apenas vine, ¿te parece correcto? —Siempre hay una primera vez para todo —dijo.—Pero por el momento, no quiero nada —de una manera indirecta renuncié a todo lo que le dije ayer—, no quiero nada. Me siento estúpida, engañada y no quiero sentir eso una vez más. Creo que va a ser la primera y última vez en toda mi vida. Jamás vuelvo a ser tan insulta. —No digas eso… no digas “jamás”…—¿“Never Say Never”? —me burlé de él.—No —se rió—, solamente que no digas “nunca” cuando no sabes las cosas como son, pues el tiempo te puede dar una sorpresa.—¿Tú crees? —solté una pequeña carcajada irónica. -.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Chicas, ¿cómo están? Espero no me odien, lo siento :( Ayer quería subirles capítulo, pero realmente sí lo escribí, solamente que mi internet, no servía, no tenía. Lo apagué, prendí (el modem) y nada. Y no pude hacer nada, así que perdóneme, ¿sí? Voy a tratar de subirles capítulos más seguidos, solamente que la próxima semana voy a tener muchas exposiciones y todas esas cosas. (Por cierto, ya volví a clases), ¿ustedes? ¿Cómo les va? Cuéntenme y así, jiji, si tienen preguntas, escríbanlas en los comentarios, y las leeré pronto, lo juro, un post de puras preguntas. 

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