lunes, 10 de septiembre de 2012

Cap. 104:° "Adiós" (Parte I)


549657_359150454161164_1412173854_n_large "Nunca digas adiós, porque decir adiós significa irse e irse significa olvidar".Cuando había terminado de decir todo lo que dije él solamente me miró y no sabía que decirme, por eso mi nerviosismo incrementó. Sólo me miraba fijamente a los ojos y de ahí bajó su mirada y justo después de eso comenzó a mirar por todos lados. Me sentía un poco tonta, pero tenía la misma expresión que cuando terminé de hablar, él ya estaba abriendo la boca para articular alguna palabra y ahí fue cuando el nerviosismo llegó a sus límites más altos.—Te quiero de una manera inimaginable —dijo él con un poco dificultad según lo que pude escuchar—, te voy a extrañar. No dijo nada más que eso. Pensaba un poco más, algo más romántico o esas cosas que yo —hasta unos segundos antes— odiaba. Pero entonces luego me fijé que sus ojos se encontraban brillando, pero no con aquel brillo natural que yo veía cada vez que los observaba, sino uno completamente diferente. Uno como si tuviera ganas de llorar. Lo sabía, era eso. Entonces saqué como una conclusión que no quiso continuar diciéndome las cosas porque tenía miedo de ponerse a llorar enfrente mio, o yo qué sé.—Sí, no te preocupes. Bajemos.Eso hicimos, ambos bajamos del carro, pero tuve la impresión de que nos íbamos a despedir en al puerta, y no en la entrada de la casa. Así que sólo quise disfrutar el momento como si no volviera a suceder nunca más.En ese preciso momento me sorprendí a mí misma estando con aquella persona que tanto decía odiar sin antes conocerla. Con la cuál pasaba las tardes escuchando su nombre millones de veces de los labios de mi mejor amiga. Alguien que jamás pensé —ni me interesaba— conocerla. Y sin embargo, tenía a aquella persona frente mío. A escasos centímetros de mí, de mi cuerpo. Y ahí fue cuando comencé a sentir la emoción del momento y comencé a “tocar tierra” cuando debía de haberlo hecho hace tiempo, y me di cuenta que tal vez sería la última vez que nos veríamos (aunque esa idea la veía sencillamente tonta e imposible) o al menos nos daríamos un beso. Lo cual hacía que comenzara a sentir un montón de cosas en el estómago, las suficientemente fuertes como para empezar a ponerme nerviosa. Sólo lo observé, esperaba que él hiciera o dijera algo. —Las despedidas son las partes que más detesto —murmuró él.—No es una despedida —le dije—, se va a pasar rápido, y haremos como que nunca me fui.—¿Y sino es así? —me preguntó—, van a pasar un montón de cosas en este tiempo.—Mejor nos fijamos en otras cosas, mejor disfrutemos el momento —le dije— ¿sí? —Está bien —dicho eso, se puso a sonreír, pero con los ojos brillosos viendo como poco a poco las lágrimas retenidas ya iban lentamente derramándose— ¿te puedo dar un beso? Y dicho eso, él me sonrió, yo también. Y nos acercamos el uno al otro, cada vez más. Yo con las manos alrededor de su cuello y él las iba poniendo en mi cintura, y para ese entonces ya sentía su aliento. También vi como cerraba los ojos lentamente, e hice yo inmediatamente lo mismo. Entonces lo que había sucedido hace unas pocas horas ocurrió nuevamente, sí. Nuevamente tenía sus labios rozando con los míos, jugando, terminando en un dulce beso, uno dulce y mágico. Ese beso, trataba de mantenerlo en mi cabeza por mucho tiempo, aunque eso sólo podía decidirlo el futuro, yo trataba y estaba haciendo de todo para tratar de recordar todo lo que siento ahorita, aunque probablemente me traiga sufrimiento en un futuro, es mejor disfrutar el momento, vivirlo.Sin exagerar, este beso duró más de 2 minutos, 2 minutos perfectos, sencillamente perfectos. Realmente quería quedarme con él y no dejarlo ir, pero todo tiene una despedida aunque doliera demasiado.¿Cómo decirle todo lo que siento por ella en una sola oración? Es difícil, pero sé que al menos con este beso no me olvidaría con tanta facilidad y más bien, todo lo contrario. Sino que las cosas terminarían siendo más complicadas al fin y al cabo. Pero amé besarla, sencillamente o hacía tan bien. Me besaba tan bien, me llevaba al puto de la desesperación cuando sentía sus labios con los míos. Quería retenerla y que se quede aquí conmigo pase lo que pase, pero no quería decirle muchas cosas porque sé que sería más difícil para ella. Y sí, era verdad, mientras más cosas lindas le dijera más culpable se sentiría ella si hiciera algo que ella sabría que me pudiera lastimar o doler. Por eso prefería quedarme callado y guardarme todo lo que tenía que decir para mí. Sólo quería decirle un par de cosas antes de irme de modo de despedida así todo podría culminar de una manera menos trágica y dolorosa, lo último que quería es llorar frente a ella. No quería que se sintiera mal. Es joven, quería que disfrute.—Ya me tengo que ir —me dijo ella—, ¿ya? —Llámame cuando estés en el aeropuerto y cuando estés por subir al avión, también si puedes me mandas un mensaje cuando estés en tu casa en ________(tu país) y cualquier cosa que necesites no dudes en avisarme —le dije con una sonrisa en el rostro tratando de aparentar toda la tristeza que tenía dentro.—No te preocupes, cualquier cosa que yo necesite te aviso —me dijo ella con una sonrisa, pero con los ojos brillosos avisando que sus lágrimas estaban por venir.—¿Quieres que te acompañe hasta adentro o prefieres que me quede aquí no más?  —le pregunté, aunque prefería quedarme acá, porque no quería que su mamá o el papá de Ryan me miraran en esta situación, con las lágrimas que querían salir. —Bueno, mejor me quedo aquí —dije riendo.Ambos estábamos en la misma situación. Con las lágrimas que querían salir disparadas de nuestros ojos, pero ¿qué podíamos hacer? Nada, yo no quería llorar. Sólo quería sonreír y que ella sonría, amaba su sonrisa: era la sonrisa más bella plasmada en una mujer. Odiaba con todo mi corazón las despedidas, era lo peor, era totalmente horrible, me molestaba, pero lo hacía por ella, aunque lo hubiera hecho de todas maneras. Estaba tratando de memorizar sus facciones y hasta el más mínimo detalle de su rostro para tenerlo presente durante todo este tiempo. No iba a ser fácil, pero definitivamente sería más sencillo que todo esto de ahora. Sé que sonará un poco feo, pero me quería ir rápidamente de aquí. Mientras menos tiempo sería mejor para ambos.Escuché desde la entrada que la mamá de _________(tu nombre) gritó una vez su nombre, lo que me dio más nervios a toda esta situación.—¿Ya debes de entrar? —le pregunté, aunque la respuesta era más que obvia.—Bueno, es momento de decir “adiós” —me puse a pensar, aunque creo que lo dije en voz alta.—Sí, es momento de decir “adiós” —me dijo ella mirándome con los ojos rojos, lo cuál confirmó mi “pensamiento”.—Te quiero mucho preciosa, no me voy a olvidar de ti en ningún momento del día, siempre vas a estar presente en mi mente, y discúlpame por el mal rato que te hice pasar hoy, no quería incomodarte en ningún momento y mi error fue no decirte las  cosas desde un principio.  Y ya bueno, te voy a extrañar mucho sonsita. Gracias por dejarme estar contigo estos días, la pasé demasiado bien contigo, de verdad que lo hice. Nunca me había divertido tanto con una persona como lo hice contigo. Fue demasiado. —le dije sonriendo y fue ahí, exactamente ahí cuando me puse a recordar cada uno de los momentos con ella.Me sorprende demasiado todo esto ya que no ha pasado mucho tiempo desde que estamos juntos. Juntos como amigos o tal vez algo más, pero sólo éramos eso. Y si nos ponemos a pensar desde ese punto de vista sólo han pasado días, nada más que eso. Casi nada. Y ya venía el momento de la despedida, de ese tan odiado “adiós”…

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